A pesar de que la mayoría de la cobertura del Tercer Pleno de China se ha centrado en la falta de un camino claro para revivir la demanda económica, hay señales alentadoras para los esfuerzos de descarbonización del país. El Tercer Pleno se celebra cada cinco años, aunque el de este año se retrasó más de seis meses, y a menudo sirve como un escenario para que el Comité Central anuncie políticas de medio y largo plazo. En esta ocasión, se realizó un anuncio significativo sobre el futuro del sistema chino de “control dual del consumo de energía”.
El control dual se refiere a la política de China de controlar tanto el consumo total de energía como la intensidad energética, que se mide como un porcentaje del uso de energía por unidad del PIB. El objetivo de esta política ha sido hacer que la economía china sea más eficiente en el uso de energía. Sin embargo, la actualización de esta política, lanzada el 21 de julio en el documento de decisiones del Comité Central, cambió el enfoque del control dual, alejándose del consumo de energía para centrarse en las emisiones de carbono. En lugar de centrarse en el consumo total de energía y la intensidad energética, el control dual se trasladará gradualmente a la regulación de las emisiones totales de carbono y la intensidad de emisiones a nivel regional, industrial y de empresa.
China implementó por primera vez la política de control dual en el 13º Plan Quinquenal, propuesto en 2016. Desde entonces, esta política ha evolucionado a través de actualizaciones, siendo las más notables en noviembre de 2022 y julio de 2023. En noviembre de 2022, varias agencias publicaron un documento que estipulaba que el crecimiento del consumo de energía proveniente de fuentes renovables no estaría cubierto por el control dual. Ocho meses después, en julio de 2023, se indicó que el mecanismo de control dual comenzaría a cambiar hacia el control de emisiones, en lugar del control de consumo de energía.
Este último anuncio, tras el Tercer Pleno, es la culminación de ese progreso en la política. Cabe destacar que este cambio aún no ha entrado en vigor, y el documento de decisiones carece de detalles sobre cuándo ocurrirá. Sin embargo, este cambio tiene implicaciones significativas para la descarbonización de China y para las empresas que operan en el país. Con esta futura modificación, las industrias intensivas en energía podrán crecer más rápidamente, siempre que puedan controlar sus emisiones. Este cambio también acelerará aún más la transición energética de China.
Cai Yuanji, director adjunto del Instituto de Investigación del Mercado Energético y del Mercado de Carbono del Instituto de Investigación de Internet de Energía de Sichuan de Tsinghua, enfatizó estos dos beneficios en comentarios a Caixin. Cai argumentó que, aunque el consumo total de energía de China es alto, el consumo de energía per cápita sigue siendo relativamente bajo. Como resultado, un límite demasiado estricto sobre los aumentos en el uso de energía, especialmente los que provienen de fuentes renovables, perjudicará el desarrollo económico de China en un momento en que los responsables de políticas necesitan estimular el crecimiento.
Cai agregó que este cambio alineará mejor el control dual con otros objetivos de China, como la meta de picado y neutralidad de carbono, que mide las emisiones totales, así como con el Sistema de Comercio de Emisiones de China, que evalúa las emisiones como un porcentaje del PIB. Otra conexión entre la versión futura de la política de control dual y el Sistema de Comercio de Emisiones de China es el desafío compartido de recopilar datos precisos y oportunos sobre emisiones. Para aliviar este obstáculo, el documento de decisiones del 21 de julio también llama a la creación de un sistema de contabilidad estadística de emisiones de carbono y un sistema de gestión de la huella de carbono de productos.
Mejorar el monitoreo de emisiones es esencial si China quiere controlar efectivamente las emisiones totales y la intensidad de emisiones según el control dual, así como alcanzar el pico de carbono para 2030. A medida que China comience a avanzar en la segunda mitad de la década, tener estos sistemas en marcha facilitará la reducción de emisiones.