Nueva investigación que se presentará en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Madrid muestra que un niño tiene casi el doble de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 1 (T1D) si su padre tiene la condición, en comparación con si su madre la tiene. El estudio, el más grande de su tipo, sugiere que la exposición a la T1D en el útero confiere una protección a largo plazo contra la condición en los niños con madres afectadas en relación con aquellos con padres afectados. Comprender qué es lo que provoca esta protección relativa podría conducir a nuevas oportunidades para desarrollar tratamientos que prevengan la diabetes tipo 1.
La investigadora principal, Dra. Lowri Allen, del Grupo de Investigación sobre Diabetes de la Universidad de Cardiff, explica que las personas con antecedentes familiares de diabetes tipo 1 tienen entre ocho y 15 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad autoinmune. Sin embargo, estudios previos han demostrado que el riesgo es mayor si el familiar afectado es el padre en lugar de la madre. El equipo de investigadores llevó a cabo un meta-análisis de datos de cinco estudios que incluían información sobre individuos con T1D y sus padres, que involucró a 11,475 personas diagnosticadas entre los 0 y los 88 años. Los resultados mostraron que eran casi dos veces más propensos (un 1.8 veces más) a tener un padre con T1D que una madre con la condición, tanto en diagnósticos en la infancia como en la edad adulta.
El análisis también reveló que la puntuación de riesgo genético, que toma en cuenta más de 60 genes asociados a la T1D, era similar en individuos con madres y padres afectados. El momento del diagnóstico del padre fue crucial, ya que los individuos tenían más probabilidades de tener un padre con T1D si ese había sido diagnosticado antes de su nacimiento. En otras palabras, tener una madre con T1D solo parece brindar protección al niño contra la condición si la madre padece la enfermedad durante el embarazo.
La Dra. Allen destacó que estas conclusiones subrayan la importancia de la exposición a la diabetes tipo 1 en el útero. La investigación futura buscará descubrir qué aspecto de esta exposición es el más determinante, ya sea la exposición a niveles altos de glucosa en sangre, el tratamiento con insulina, anticuerpos asociados con la diabetes tipo 1, una combinación de estos factores, o algún otro aspecto de la diabetes tipo 1.
El profesor Oram indicó que este estudio ha enriquecido nuestra comprensión de las diferencias en el riesgo parental y la protección relativa materna frente a la diabetes tipo 1, lo que podría abrir nuevas oportunidades terapéuticas. La Dra. Allen finalizó señalando que entender por qué tener una madre en lugar de un padre con diabetes tipo 1 ofrece una protección relativa podría ayudar en el desarrollo de nuevas formas de prevenir la enfermedad, incluyendo tratamientos que imiten algunos de los elementos protectores de las madres. A largo plazo, se espera que en el futuro sean posibles tratamientos desde las etapas más tempranas de la vida para prevenir la aparición de la diabetes tipo 1 en individuos con alto riesgo de la enfermedad. Hasta la fecha, solo un medicamento ha sido aprobado para retrasar la aparición de la diabetes tipo 1, y aunque varios estudios están en curso para desarrollar otros tratamientos que retrasen o prevengan la condición, se ha avanzado poco en la identificación de tratamientos que puedan ofrecerse antes de que la diabetes comience a desarrollarse.